El final de la saga que ha estado sonando desde hace varios años ha llegado. Para muchos son buenas noticias, para otros no tanto, pero aquellos que siguieron la historia desde el primer día estarán más que felices con esta última película.
Breaking Dawn es el último libro de la saga, el cual fue dividido en dos películas por lo largo que era. Breaking Dawn Parte 2 inicia justo donde se quedó la parte 1, cuando Bella se vuelve inmortal y se convierte en vampiro luego de haber dado a luz a su hija Renesmee (que nombre más desafortunado). Para no hacerles la historia completa, los Volturi se enteran de Renesmee, gracias a un prima chismosa de los Cullen.
Ellos piensan que la niña es un «niño inmortal», que no es más que un vampiro muy joven que no puede ser entrenado ni controlado y por lo tanto crean caos y ponen en peligro el secreto de la existencia de los vampiros. Esto hace que los Volturi quieran acabar con los Cullen, pero ellos no se quedan sin defenderse.
Definitivamente hacer que la autora del libro se involucre en la creación de la película es buena idea pues esta fue la mejor de la saga. Todo iba de acuerdo con el libro, e incluso habían unas MUY buenas sorpresas. Había acción, comedia, romance, de todo un poco. Admito que fue muy emocionante ver toda la película, siempre te mantiene atento y esperando ver que va a suceder.
Kristen Stewart no es del agrado de muchos por las pocas emociones que muestra, pero esta película ella fue un poco más allá. El resto de los actores también hicieron un muy buen trabajo, en especial Michael Sheen que siempre hace su papel a la perfección. Pero son definitivamente esos momentos «incómodos» y graciosos con Taylor Lautner (Jacob) los que le dan un toque especial.
La batalla final entre los Cullen, quienes se unen a los lobos, y los Volturi está llena de sorpresas y cosas que incluso los mismos fanáticos que ya han leído los libros no se van a esperar. Solo por esa escena, esta es una película que se puede ver. Dos y tres veces, y no me da vergüenza admitir que ya lo hice. Ahora, no esperen que gane un Oscar, nunca tanto.