Esta propuesta de la ONEC (Organización Nacional de Empresas Comerciales) ha generado una gran polémica entre los compradores de artículos por internet, ya que esta organización plantea que existe una competencia desleal entre las empresas locales y las extranjeras. No entiendo porque dicen esto si comoquiera después de US$200.00 se paga impuesto normal.

Esto manifiesta claramente la mediocridad de algunos comerciantes que en vez de aceptar la competencia como un impulso para mejorar en sus servicios prefieren atacarla con argumentos dudosos. Como dice el refrán “lo que está claro no necesita espejuelos”, no es secreto para nadie que algunas tiendas de aquí ofrecen sus artículos al doble y al triple del precio al que se conseguiría por una compra en internet, y eso es solo hablando del precio, ¿qué me dicen del servicio al cliente? Fácil, no quieren dar la información por teléfono, el empleado a veces no tiene la más remota idea de lo que está vendiendo, la tienda te lo pone en china si pretendes hacer alguna devolución y ni hablar de devolverte el dinero.

La mayoría, por no decir todos los consumidores, concordamos en que comprar por internet nos da un gran número de ventajas, productos 100% originales, ahorro de combustible, comodidad de pago, no aguantarle el mal humor al empleado, mayor variedad de artículos, por mencionar algunas pocas cosas.

Los comerciantes deberían enfocarse en ofrecerles un mejor servicio a los consumidores concentrándose en cómo ofrecer más de lo que ofrece la competencia.

Aquí les comparto la triste, triste historia de una amiga:

“Recuerdo un día me junte con unos amigos cuando salió Call of Duty Black Ops, y estábamos hablando del juego y me preguntaron si lo tenía. Les dije que no porque aquí lo vendían muy caro pero me convencieron de comprarlo aquí en una tienda que no voy a mencionar. El juego me costó, con todo el dolor de mi alma, bolsillo y sueldo, unos módicos 3,500 pesos. No sé qué me pasó, pero los dí, ¿sería la fiebre?. Me prometí no buscar cuanto costaba en internet, pero al final lo hice: US$39, en español RD$1,450 pesos. Ni todos los impuestos del mundo harían que eso llegue al precio en que la tenían aquí. Si eso no es un ROBO, no sé qué lo es.”

Defendamos nuestros derechos como consumidores y no permitamos que esto siga adelante, para que estas historias no sigan sucediendo.

Por Stefany Báez

Ingeniera en TIC. Soy mAhniática. Grammar Nazi que también se equivoca. Odio las impresoras y ellas me odian a mí.