Nacida el 28 de diciembre de 1934 en Ilford, Inglaterra, Dame Maggie Smith fue hija de Nathaniel Smith, un profesor de patología en la Universidad de Oxford, y Margaret Hutton, una secretaria escocesa. Su carrera comenzó en 1952, cuando debutó en los escenarios con la Sociedad Dramática de la Universidad de Oxford. Desde esos primeros días, Smith demostró un talento innato para la actuación, lo que la llevó rápidamente a los teatros más importantes del Reino Unido.
A lo largo de las décadas, su carrera en el teatro fue extensa y variada, siendo una de las estrellas del National Theatre de Londres bajo la dirección de Sir Laurence Olivier. Durante este tiempo, Maggie interpretó papeles icónicos como Hedda Gabler y El Jardín de los Cerezos, destacándose por su capacidad de adaptarse a diversos géneros y estilos.
Su incursión en el cine fue igualmente destacada. Ganó su primer Oscar a la mejor actriz en 1969 por su inolvidable interpretación en La flor de la señorita Jean Brodie. Su segunda estatuilla llegó por su papel como actriz de reparto en California Suite (1978). Otros papeles notables incluyen su actuación en Muerte en el Nilo (1978) y Un cadáver a los postres (1976), donde su versatilidad le permitió destacarse tanto en dramas como en comedias.
A pesar de su éxito en el teatro y el cine, fue su trabajo en televisión el que la llevó a una nueva era de reconocimiento mundial. Como la inolvidable Violet Crawley, condesa viuda de Grantham, en la serie Downton Abbey, Smith capturó la atención de millones de espectadores en todo el mundo. Su ingenio mordaz y su destreza para las líneas más sarcásticas la convirtieron en uno de los personajes más queridos de la serie, lo que le valió varios premios, incluyendo un Emmy.
Además de sus premios Oscar, Smith acumuló una impresionante lista de galardones, incluidos cinco premios Bafta, tres Globos de Oro y un premio Tony por su destacada carrera en Broadway. Fue nombrada Dame por la Reina Isabel II en 1990, en reconocimiento a su contribución a las artes, un honor que reafirmaba su estatus como una de las figuras más veneradas del mundo del espectáculo.
Incluso en sus últimos años, Maggie Smith continuó trabajando con pasión y dedicación, apareciendo en películas populares como la saga de Harry Potter, donde interpretó a la severa pero justa Profesora McGonagall, ganándose el cariño de una nueva generación de fanáticos.
La muerte de Maggie Smith marca el fin de una era dorada en el teatro y el cine británicos. Su legado perdurará no solo en sus icónicas actuaciones, sino también en la influencia que dejó en generaciones de actores que siguieron sus pasos.